Cuál
de los dos murió primero
Callando
ante la verdad de los cuerpos que dialogan
En
esta antigua tragedia anterior a la tragedia
antigua,
Porque
cómo se hace –avisen, habría
que decírselo a todos–
Para
morir juntos sin desclavarse,
Interminable
hazaña nupcial no repetida
Porque
desde entonces ya no supimos cómo.
Cuál
pudo ver en el otro, espiándole por
partes, la agonía,
En
qué momento se truncó el arco
que describe el deseo
Antes
de terminar con el vencedor besando agradecido
la ingle
En
despedida
Y
quedarse así con la pierna detenida
para siempre en el viaje a la
Entrepierna
(lentitud
de quienes adueñándose del gozo
se adueñaron del
tiempo)
Por
donde pasa el viento áspero de la península
con sus toallas
De
arena
Cada
mañana después de cada noche
de ese ensayo general de los
Actos
del acto.
(¿O
fue un acto inacabado,
Palabra
que la muerte detuvo en la primera sílaba,
Tantas
veces repetida por nosotros hasta ahora y tartamuda,
Creyendo
cada vez que es una muerte pequeñita,
Contentos
como quienes bailan esas danzas
Cuyo
origen ritual han olvidado?)
Amaos
por favor, seguid amándoos
Vorazmente
insatisfechos por los siglos de los siglos
de los
Siglos,
No
desateis la inicial inmemorial amarra
Porque
qué nos restaría de esta amorosa
e insolente estatua,
Ni
cómo iríamos a comprobar que álguienes
se amaron
Si
de pronto estos huesos polvo fueran,
Deshaciéndose
en la tardía sacudida del espasmo
Cien
siglos después de haber comenzado apenas
a tocarse con los
Dedos
los labios
Y
nos quedáramos así sin pruebas
De
que existió la eternidad un día. |