Migrantes,
problemas y ayudas
Javier Ponce
Ensayo
Primera Edición, 2005
280 págs.
Los
artículos publicados en este
libro analizan las normas internacionales
que protegen a los emigrantes y sus
familias; la política seguida
por el Estado ecuatoriano en materia
migratoria; las características
de los grupos de ecuatorianos que han
emigrado a determinados destinos (España,
Estados Unidos, Alemania); y la tarea
que realizan las organizaciones de
la sociedad civil en beneficio de los
emigrantes y sus familias.
La existencia de dos millones de emigrantes
ecuatorianos que enviaron el año
pasado 1.600 millones de dólares
de remesas, ha convertido a la emigración
en un fenómeno social y económico
que despierta la atención de estudiosos
y del público en general, interesado
en conocer características, alcances
y perspectivas de un hecho que afecta cotidianamente
a familias, regiones y al relacionamiento
del país con el mundo.
Nuestros agentes diplomáticos y
consulares tratan cotidianamente con los
colectivos de ecuatorianos residentes en
el exterior, conocen de cerca los problemas
que afrontan en las sociedades de destino,
y deben gestionar ante las autoridades
de esos países mejoras en sus condiciones
de vida, en muchas ocasiones precarias
por la carencia de permisos de trabajo
y residencia. Ellos escribieron Migrantes,
problemas y ayudas.
Esperamos que la lectura de este
libro ayude a tomar conciencia
de que el Gobierno
ecuatoriano no sólo tiene una gran
deuda con sus emigrantes, sino que está desperdiciando
las grandes oportunidades que éstos
ofrecen para la promoción del país
en el exterior y su desarrollo interno.
La ausencia de programas de cooperación
técnica está al origen de
que los recursos que con grandes esfuerzos
envían los emigrantes se canalicen
primordialmente al consumo y no a proyectos
productivos. Por otro lado, la visión
economicista de la emigración que
aplaude el envío de remesas, ignora
los costos sociales, culturales, e incluso
económicos que provoca la masiva
diáspora que ha vivido Ecuador en
los últimos años. Centenares
de miles de niños sin padres ni
protección específica del
Estado. Millones de ecuatorianos en el
exterior sin programas culturales para
renovar vínculos con nuestro país
y lo que es más grave, sin que su
Gobierno adopte, con energía y decisión,
una política exterior que promueva
la defensa de sus derechos tanto frente
a los gobiernos de los países
receptores, como en las instancias multilaterales
de
la comunidad internacional.
Es reconfortante el saber que nuestros
agentes diplomáticos y consulares
son sensibles a las necesidades de los
emigrantes, y no dudan en exponer con claridad
su pensamiento crítico sobre la
acción del gobierno y presentar
propuestas para su mejora. Por ello, si
para mí fue muy grato contribuir
al desarrollo de estos trabajos como Coordinador
del PRADI el año pasado, ahora,
en calidad de Presidente de la Asociación
de Funcionarios y Empleados del Servicio
Exterior, me honra presentar, con motivo
de la conmemoración del Día
del Diplomático (21 de mayo), esta
contribución de los miembros de
la AFESE en beneficio de nuestros compatriotas
en el exterior.
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